La depresión es un trastorno del estado del ánimo muy común, que se da con más frecuencia en mujeres que en hombres.
ALGUNOS DATOS
Según el documento que refleja la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud para los años 2009-2013:
- La mayoría de las personas que acuden a un centro de salud con una depresión no son derivadas a Salud Mental. Son atendidas desde atención primaria con medicación.
- En los casos que se derivan a Salud Mental, la atención recibida mayoritariamente es de tipo psiquiátrico y no psicológico.
- En 2009 las mujeres utilizamos los servicios sanitarios el doble que los hombres.
- Las mujeres consumimos el doble de psicofármacos que ellos.
- Hay poca relación entre el tipo de trastorno mental padecido y el fármaco psicotrópico recetado. Esto ocurre sobre todo a personas con algún trastorno del estado de ánimo. En estos casos se recetaron ansiolíticos con una frecuencia casi dos veces superior a la de los antidepresivos. No hay datos disgregados por sexos.
Estos hechos se engloban en un contexto de «medicalización de la mujer«. Medicalizar es exponer a un/a paciente a un riesgo sanitario innecesariamente, sin que esa práctica haya probado su eficacia con serios estudios científicos. Las mujeres somos las mayores víctimas de esta medicalización. Es por este motivo que queremos dar respuesta a la pregunta de si conviene tomar medicación o no ante una depresión.
¿ANTIDEPRESIVOS O TERAPIA?
En febrero de 2014, en The British Journal of Psychiatry (Volumen 204, número 2, página(s) 144-150) se publicó un estudio de realizado en 9 centros de atención primaria. El objetivo era comparar la eficacia de los antidepresivos ISRS con el asesoramiento psicológico en el tratamiento de la depresión. Los resultados mostraron que, a los 2 meses, habían mejorado más pacientes con terapia psicológica que con antidepresivos ISRS. Pero este tipo de estudios no son suficientes porque dejan fuera las cuestiones de género.
DEPRESIÓN DE GÉNERO
Como hemos dicho al principio, los datos dicen que las mujeres sufrimos más depresión que los hombres. ¿Por qué? Algunos estudios apuntan como posible causa que nuestras condiciones de vida son peores o que los roles y mandatos de género afectan. También el hecho de que acudimos más a los servicios sanitarios. Las expectativas de género también podrían influir.
En nuestra opinión, la depresión en mujeres está sobrediagnosticada. Frecuentemente nos encontramos en consulta a mujeres con un diagnóstico de depresión. Son mujeres que se encuentran decaídas y sin ánimos en unos contextos (normalmente el familiar) pero no en otros. Y habitualmente, esas mujeres, tienen problemas en su entorno familiar y sus relaciones familiares. En estos casos no habría un trastorno sino una respuesta emocional normal y ajustada a una situación vital desfavorable.
Para abordar esta respuesta emocional habría que explicitar y tomar conciencia de cómo esos roles y/o expectativas de género están incidiendo en el estado de ánimo. Y así, poder hacer ajustes y cambios en nuestro comportamiento que nos proporcionen un modo de vida más saludable para nosotras. Es decir, en nuestra opinión es necesaria una intervención psicológica con perspectiva de género.
Esto no significa que la medicación sea mala o no sea eficaz. Puede ser incluso conveniente combinar el tratamiento farmacológico con una intervención psicológica durante un tiempo. Pero la medicación por sí sola difícilmente hará que cambie una manera determinada de posicionarse o de afrontar una situación adversa.