Sentimos estrés cuando las demandas del entorno superan a nuestros recursos, por ejemplo: muchas tareas y poco tiempo para hacerlas.
El estrés es inevitable en la medida en la que hay situaciones en la vida en la que se juntan varias cosas y no ocurren al ritmo al que nos gustaría. Y ahí viene el estrés a ayudarnos, acelerando nuestro organismo para maximizar los recursos, organizar las prioridades y al final sacar adelante esa situación excepcional.
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