Manejo inadecuado del estrés en mujeres

Sentimos estrés cuando las demandas del entorno superan a nuestros recursos, por ejemplo: muchas tareas y poco tiempo para hacerlas.

El estrés es inevitable en la medida en la que hay situaciones en la vida en la que se juntan varias cosas y no ocurren al ritmo al que nos gustaría. Y ahí viene el estrés a ayudarnos, acelerando nuestro organismo para maximizar los recursos, organizar las prioridades y al final sacar adelante esa situación excepcional.

Pero ¿qué ocurre cuando el estrés forma parte de nuestra vida habitual? Aparte de que terminamos agotadas, y dejando de disfrutar de las cosas, ocurren más cosas.

Habitualmente las mujeres, ante una situación de estrés, en esa ecuación (muchas demandas vs mis recursos) miramos al lado que no es. Es decir, lo interpretamos como una falta o carencia de recursos nuestras y como que no estamos haciendo las cosas suficientemente bien en lugar de pensar que el problema esté en el otro lado: el alto número de demandas (incluída la autoexigencia) a las que hacemos frente.

Las responsabilidades de las mujeres son infinitas, en la medida en que normalmente el cuidado y bienestar de otras personas recae casi exclusivamente en nuestras espaldas. Siempre estamos disponibles para otras personas y para lo que puedan requerir de nosotras. Y eso, a menudo, nos hace sentir estrés, cuando esos requerimientos chocan con nuestras propias necesidades o nuestras prioridades.

Es importante entender que tenemos derecho a establecer nuestras prioridades y a que las necesidades de otras personas no lo sean.

Es importante entender que no podemos llegar a todo.

Es importante entender que es injusto cargar el mundo entero y su bienestar en nuestras espaldas

Es importante entender que tratarnos así es maltratarnos y no querernos bien, tanto si son otras personas las que lo hacen como si somos nosotras mismas las que nos sometemos a esa presión

Es importante entender que las relaciones humanas son para disfrutarlas, para compartirlas y para que haya un cuidado mútuo. Un cuidado que empieza por cuidar nuestro propio espacio y bienestar dentro de ellas, porque si no, no serán sostenibles en el tiempo.

Es importante entender que lo más importante para tu felicidad eres tú y que tienes derecho a las dos cosas: a la felicidad y a ser la persona más importante de tu vida. Trátate como tal.

La culpabilidad es una mentirosa

La culpabilidad nos miente, nos hace creer cosas que no son ciertas. Nos hace creer que tenemos control sobre cosas que no controlamos. La sociedad nos dice a las mujeres que tenemos la culpa de casi todo y también miente. Nos dicen que tenemos la culpa de que nos violen, de que nos peguen, de que nuestr@s hij@s tengan ansiedad o sean miedos@s, de que sean un@s egoístas. Tenemos la culpa de que las empresas no produzcan lo suficiente, de las bajadas salariales, etc. Y con esa presión encima, hemos aprendido a culparnos de muchas cosas.
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Mandatos de género y autoestima en mujeres

Género y autoestima parecen estar reñidas en el caso de las mujeres. Van en direcciones opuestas, de manera que cuanto más nos ajustamos al estereotipo de género de mujer, menos probabilidades tendremos de valorarnos a nosotras mismas.

El género es un constructo social que atribuye determinando roles, expectativas, aspecto, comportamientos, sentimientos, pensamientos, valores y normas sociales a cada sexo, conformando lo que en cada sociedad y en cada tiempo se considera “femenino” o “masculino”.

 ¿Cómo funcionan los mandatos de género?
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¿Qué puedo hacer si las cosas van mal?

A veces nos ocurren cosas que desearíamos que no nos hubiesen ocurrido. Hablamos de esas cosas que desearías que hubiesen sido parte de un mal sueño y que al desperarte desaparecieran.

Pueden ser noticias que recibes, algo que has hecho, algo que te han hecho o simplemente cosas que pasan.  Habitualmente producen un malestar intenso, no podemos dejar de darle vueltas, se nos pone un nudo en el estómago y no sabemos si salir corriendo o echarnos a llorar. Una sensación de ansiedad y tristeza nos invade. Algunas veces podemos hacer algo respecto a la situación, pero otras veces  no.
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Vergüenza, perfeccionismo y autoestima en mujeres

La vergüenza

La vergüenza es un sentimiento hacia nosotr@s mism@s que nos dice que no somos  suficientemente buen@s. El perfeccionismo nos dice que no somos suficientemente buen@s si no alcanzamos la perfección, por lo que personas perfeccionistas sienten vergüenza frecuentemente.

Tod@s hemos sentido vergüenza alguna vez. Las únicas personas que no sienten vergüenza son las que no tienen capacidad para la conexión emocional o la empatía. La vergüenza correlaciona altamente con adicciones, depresión, violencia y agresión, bullying o intimidación, suicidio y trastornos alimentarios.

Está organizada por géneros. Hombres y mujeres sentimos vergüenza de la misma manera pero ante cosas distintas. Eso es porque las normas para hombres y para mujeres no son las mismas.
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Publicidad y autoestima en mujeres

Una mujer que no se gusta a sí­ misma no puede ser libre y el sistema se ha preocupado de que las mujeres no lleguen a gustarse nunca.

Esta frase es de Beatriz Gimeno. Refleja varias realidades en una: no gustarte hace que no seas libre, pero además es muy rentable económicamente y al sistema le interesan las dos cosas. Así es cómo se usa la publicidad contra la autoestima de las mujeres.
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