La culpabilidad es una mentirosa

La culpabilidad nos miente, nos hace creer cosas que no son ciertas. Nos hace creer que tenemos control sobre cosas que no controlamos. La sociedad nos dice a las mujeres que tenemos la culpa de casi todo y también miente. Nos dicen que tenemos la culpa de que nos violen, de que nos peguen, de que nuestr@s hij@s tengan ansiedad o sean miedos@s, de que sean un@s egoístas. Tenemos la culpa de que las empresas no produzcan lo suficiente, de las bajadas salariales, etc. Y con esa presión encima, hemos aprendido a culparnos de muchas cosas.

Sentimos culpabilidad hacia cosas que hicimos (o no hicimos) en el pasado. La culpa nos hace creer que podíamos haber elegido hacer otra cosa distinta de lo que hicimos

. También sentimos culpa cuando nos responsabilizamos de los sentimientos de otras personas, pensando que podíamos haber hecho algo para que esa persona no se sintiese mal. Pero eso, simplemente, no es cierto.

Si volvemos atrás, al momento exacto en el que tomamos la decisión que nos llevó a hacer (o no hacer) lo que fuese, nos daremos cuenta de que en ese momento veíamos las cosas de una manera distinta a como las vemos ahora, que en aquel momento no sabíamos lo que ahora sabemos, y sobre todo, pensábamos que las consecuencias serían otras. O simplemente, pasaron cosas externas a nosotras. La culpa nos juzga injustamente, nos dice que en ese momento teníamos que haber sabido lo que sabemos ahora, pero no nos dice de qué manera podíamos haber

lo sabido.

Por otra parte, no podemos controlar los sentimientos de otras personas. La culpa nos hace creer que sí, que depende de nosotras y de lo que hagamos. Pero la realidad es que no. Si no, no habría sufrimiento en el mundo, hij@s drogadict@s, familiares o amistades deprimidas, etc. Pero haciéndonos creer que depende de nosotras, otras personas sí pueden manipularnos o chantajearnos (si nosotras les dejamos). Para que alguien sienta lo que a mí me gustaría que sintiese es indispensable su colab

oración. Su actitud y cómo se quiera sentir ella es lo que influirá más en sus sentimientos.

La culpa no nos deja ver que somos impotentes ante muchas cosas. Que no podemos evitar cometer errores, que no podemos evitar que las personas que nos importan se sientan mal, como no podemos bajarle la luna a nadie.

Pero sí podemos aprender de la experiencia, y si surge la ocasión en el futuro, poner en marcha nuestro aprendizaje y podemos acompañar a las personas que queremos en su malestar, respetándolo siempre que no nos dañen a nosotras, pero sin responsabilizarnos de él y dejando que esas personas hagan sus correspondientes aprendizaj

es.

Los errores nos van acercando cada vez más a nuestros objetivos. Aprendemos, entre otras formas, de las consecuencias de nuestros actos. También usamos este método para aprender a manejar emociones, de tal manera que si encerrarme en casa, no me ayudó a sentirme mejor la última vez que me sentí decepcionada por una persona, la próxima vez puedo

probar una estrategia distinta, como hablar con ella, o conocer amistades nuevas más acordes con mis valores y gustos.

Así que la próxima vez que la culpa intente convencerte, recuerda que siempre miente.

Psicóloga Madrid

 

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