Cuando en nuestra infancia no hemos recibido amor incondicional, hemos aprendido que con ser nosotras, no es suficiente para que nos quieran y que tenemos que hacer algo más… ser buenas, ser complacientes, ser comprensivas, no hacer cosas que puedan doler a otras personas, que les pueda enfadar, etc. Si a esto le sumamos el haber nacido mujeres en una sociedad machista, que no valora a las mujeres (a no ser que se adapten a las necesidades de los hombres), llueve sobre mojado para muchas de nosotras.

El aprendizaje que se hizo en ese caso es que para caber en el amor que nos dieron, teníamos que dejar fuera muchas cosas de nosotras que no brillaban tanto y que nuestr@s progenitores no validaron. Es decir, dejar de ser para ser queribles. Y por ahí no es…

El trabajo a hacer ahora de adultas sería estirar el amor para que cubra cada vez más partes de nosotras. 

Lo mismo ocurre con la sociedad: una sociedad en la que el amor, la admiración y la validación la reciben influencers, modelos e instagramers, y en la que mucha gente (la mayoría) se queda en los márgenes, en lo poco valioso y deseado, en lo no querible. Una sociedad con un amor más corto y más pequeño cada vez. 

Así que la revolución sería estirar el amor. 

Estirar el amor que nos tenemos, en lugar de mutilarnos y dejar fuera partes de nosotras.

Estirar el amor que damos, y querer a otras personas aunque piensen o sean diferentes de nosotras.

Estirar el amor para crear redes y lazos cada vez más incluyentes y amplios es una revolución para nosotras y también para la sociedad que nos quiere mutiladas y divididas. 

No puedo olvidar a mi ex. Cuando un final no acaba nada

Cuando una relación en la que teníamos puestas muchas expectativas se termina, no es fácil despedirse de ella. Como dice Fangoria, «un final no acaba nada» y tenemos la sensación de que no podemos superarlo ni olvidar a nuestr@ ex.

Habitualmente se trata de una relación por la que apostábamos aunque no funcionase o tuviese muchos problemas. Hemos invertido muchas energías en ella y tenemos la sensación de haber dado más y haber querido más que la otra persona.
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La culpabilidad es una mentirosa

La culpabilidad nos miente, nos hace creer cosas que no son ciertas. Nos hace creer que tenemos control sobre cosas que no controlamos. La sociedad nos dice a las mujeres que tenemos la culpa de casi todo y también miente. Nos dicen que tenemos la culpa de que nos violen, de que nos peguen, de que nuestr@s hij@s tengan ansiedad o sean miedos@s, de que sean un@s egoístas. Tenemos la culpa de que las empresas no produzcan lo suficiente, de las bajadas salariales, etc. Y con esa presión encima, hemos aprendido a culparnos de muchas cosas.
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Mandatos de género y autoestima en mujeres

Género y autoestima parecen estar reñidas en el caso de las mujeres. Van en direcciones opuestas, de manera que cuanto más nos ajustamos al estereotipo de género de mujer, menos probabilidades tendremos de valorarnos a nosotras mismas.

El género es un constructo social que atribuye determinando roles, expectativas, aspecto, comportamientos, sentimientos, pensamientos, valores y normas sociales a cada sexo, conformando lo que en cada sociedad y en cada tiempo se considera “femenino” o “masculino”.

 ¿Cómo funcionan los mandatos de género?
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San Valentín y otros días del montón sin tener pareja.

Tener pareja no da la felicidad

 

Hoy es San Valentín, una efeméride que sirve para el intercambio de afecto entre las personas que se quieren y como presión social para el establecimiento de la pareja como estado ideal de la persona. Por este último motivo, puede causar malestar en  algunas personas que no la tienen.
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La belleza percibida y el efecto halo.

La belleza es un concepto tradicionalmente asociado a la estética. Tomás de Aquino definía lo bello como aquello que agrada a la vista. Además,  generalmente se admite que la belleza es subjetiva y que depende de los ojos que miran y no del objeto/persona en que se observa. De hecho, lo considerado bello ha ido variando a lo largo de las épocas, culturas, no habiendo un cánon de belleza que se haya mantenido invariable a lo largo del tiempo.
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Argumentos prolactancia materna y la culpabilidad en madres no lactantes.

En los últimos años ha habido una fuerte promoción de la lactancia materna desde distintos sectores. A pesar de ello, la lactancia materna sigue siendo un tema polémico. Por un lado hay un discurso hegemónico pro lactancia materna, y por otro lado, Facebook e Instagram cierran cuentas en las que aparezcan fotos con mujeres amamantando,
Primark impide a una mujer dar el pecho dentro de su tienda, etc.

¿Qué por qué Facebook, Instagram o Primark hacen estas cosas? Aunque no nos extenderemos en ello, la razón es que ven la teta femenina como un estímulo sexual potentísimo (sexualización social de la teta), y por lo tanto susceptible de excitar a cuanto macho ande suelto (o emparejado) por Internet o por la tienda, y claro, no es plan. Para este sector, las tetas de las mujeres son pornografía, incluso aunque esté ejerciendo el  “sagrado ministerio de la mujer” que es la maternidad. Leer más

Vergüenza, perfeccionismo y autoestima en mujeres

La vergüenza

La vergüenza es un sentimiento hacia nosotr@s mism@s que nos dice que no somos  suficientemente buen@s. El perfeccionismo nos dice que no somos suficientemente buen@s si no alcanzamos la perfección, por lo que personas perfeccionistas sienten vergüenza frecuentemente.

Tod@s hemos sentido vergüenza alguna vez. Las únicas personas que no sienten vergüenza son las que no tienen capacidad para la conexión emocional o la empatía. La vergüenza correlaciona altamente con adicciones, depresión, violencia y agresión, bullying o intimidación, suicidio y trastornos alimentarios.

Está organizada por géneros. Hombres y mujeres sentimos vergüenza de la misma manera pero ante cosas distintas. Eso es porque las normas para hombres y para mujeres no son las mismas.
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Publicidad y autoestima en mujeres

Una mujer que no se gusta a sí­ misma no puede ser libre y el sistema se ha preocupado de que las mujeres no lleguen a gustarse nunca.

Esta frase es de Beatriz Gimeno. Refleja varias realidades en una: no gustarte hace que no seas libre, pero además es muy rentable económicamente y al sistema le interesan las dos cosas. Así es cómo se usa la publicidad contra la autoestima de las mujeres.
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La tiranía de la belleza

Calladita estás más guapa

A las mujeres se nos ha dicho que lo verdaderamente importante en nosotras es nuestro aspecto físico. Lucir bellas por encima de todo. Y estamos más guapas cuando estamos calladas. O cuando decimos que sí a todo. Esa es la verdadera tiranía de la belleza.

Hoy hemos descubierto un blog estupendo que queremos compartir con vosotras. Es de una psiquiatra infantil que también trabaja desde una perspectiva de género.

En su última entrada (de la que pongo el vínculo para que podais disfrutar de Ibone Olza) habla de cómo el canon de belleza de las mujeres que nos venden desde la industria nos convierte en algo que no queremos ser, mujeres sumisas, que no tienen energía, están cansadas y ocupan sus energías en algo que no las produce un verdadero placer: su aspecto físico. Porque a las mujeres se nos ha dicho que lo verdaderamente importante en nosotras es nuestro aspecto físico. Lucir bellas por encima de todo. Y estamos más guapas cuando estamos calladas. O cuando decimos que sí a todo. Esa es la verdadera tiranía de la belleza.
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