Argumentos prolactancia materna y la culpabilidad en madres no lactantes.

En los últimos años ha habido una fuerte promoción de la lactancia materna desde distintos sectores. A pesar de ello, la lactancia materna sigue siendo un tema polémico. Por un lado hay un discurso hegemónico pro lactancia materna, y por otro lado, Facebook e Instagram cierran cuentas en las que aparezcan fotos con mujeres amamantando, Primark impide a una mujer dar el pecho dentro de su tienda, etc.

¿Qué por qué Facebook, Instagram o Primark hacen estas cosas? Aunque no nos extenderemos en ello, la razón es que ven la teta femenina como un estímulo sexual potentísimo (sexualización social de la teta), y por lo tanto susceptible de excitar a cuanto macho ande suelto (o emparejado) por Internet o por la tienda, y claro, no es plan. Para este sector, las tetas de las mujeres son pornografía, incluso aunque esté ejerciendo el  “sagrado ministerio de la mujer” que es la maternidad.

La defensa de la lactancia materna, es decir, amamantar o dar el pecho a un bebé, es el discurso dominante en los recursos sanitarios (públicos y privados), sociales, de comunicación,  y de  cualquier otro ámbito relacionado con la maternidad y la puericultura. También lo es en un sector del feminismo vinculado a su vez con un movimiento contra la medicalización del parto y la crianza de l@s hij@s y a favor de un parto natural.

Esta defensa va más allá de criterios médicos o sanitarios y se ha presentado como la opción moralmente correcta para una madre, asimilando dar el pecho a ser mejor madre (Lindberg, 2009).  Lee (2007) defiende que la alimentación con leche artificial ha sido plasmada medicamente por debajo de lo óptimo y por lo tanto como una práctica irresponsable.

Recientes estudios han sugerido que este discurso dominante sobre la lactancia materna como la opción moralmente correcta tiene implicaciones prácticas y subjetivas para las madres, especialmente  los sentimientos de culpabilidad e ineptitud (Baker et al. 2005, Hoguey et al. 2008, Lee y Furedi, 2005) en aquellas que no dan el pecho.

En un estudio publicado el año pasado, Kate Williams y sus colaboradores (Australia, mayo 2012), fueron más allá y analizaron cómo los materiales de divulgación sobre este tema publicados entre el 2000 y el 2008 construyen su discurso sobre la lactancia y en particular, cómo contribuyen al sentimiento de culpa de las madres. El objetivo era demostrar que  la promoción de la lactancia materna  es un tema socialmente complejo.  Estudiaron material sobre puericultura, (manuales de pediatría, campañas institucionales, y  28 revistas para padres y madres), visitaron maternidades privadas y públicas, realizaron búsquedas en Internet y recursos de distintas bibliotecas locales.

Tras analizar estos materiales encontraron 3 principales líneas argumentales  respecto a la lactancia:

  1. Medicalización y riesgo: La leche materna protege contra infecciones, los bebés tienden a ser más san@s, más resistentes a las alergias, diabetes y obesidad.  Ej: “Darle de mamar un mes, tendrá efectos beneficiosos en su salud hasta los 14 años comparado con bebés que no fueron amamantados”.
  2. El ideal maternal: Dar el pecho mostrado como un vínculo maternal natural único, que no puede ser replicado por  la alimentación con biberón, y como una experiencia que debería ser inevitablemente fácil y placentera para una madre.  Ej: “Te sentirás llena y realizada cuando experimentes el contacto piel con piel con tu bebé, al  ser su nutriente”.
  3. Lo natural vs  lo artificial: El discurso dominante en los materiales de cuidados parentales asocian dar el pecho con “lo natural” y el biberón con “lo artificial”. Ej: “la leche materna es la comida diseñada por la naturaleza para  l@s bebés human@s” “Los nutrientes esenciales que tiene la leche materna no pueden ser reproducidos en la leche de fórmula”.  Muchos manuales sugerían que todas las mujeres tienen la capacidad innata de amamantar. Esta afirmación homogeniza un abanico variado de experiencias entre las mujeres que dan el pecho (a algunas les duele, a otras no, a otras les produce mastitis, a otras no, a otras les sube la leche con facilidad a otras no, algunos bebés maman con facilidad, otros no, etc). Además hace hincapié en el deber dominante en nuestra cultura de elegir “lo natural”.

Según l@s autor@s estos 3 argumentos trabajan no sólo para construir la lactancia maternal como un imperativo moral, sino que también construyen la lactancia como una cuestión de género.  En los 3 argumentos los padres están ausentes.  A través de insinuaciones de que sería antinatural y médica y psicológicamente menos recomendable lo que no sea amamantar, se está responsabilizando de la alimentación del bebé a la madre, ya que en una pareja heterosexual es la única miembra que puede hacerlo.  Por eso, si hay una desviación de la “mejor opción”, la culpa recae también sobre la madre.

Además, Kate Williams y su equipo también estudiaron cómo trataban los sentimientos de culpabilidad de las madres los materiales objeto del estudio.  La conclusión a la que llegaron es que con frases como estas  “Si por lo que sea, decides que dar el pecho no es para ti, mantente en tu opción, y borra cualquier sentimiento de culpabilidad“Si decides darle biberón a tu bebé deberías conformarte con tu decisión”, “No te sientas culpable o pienses que le estás dando a tu bebé  la opción no-mejor”, “Sea cual sea la razón por la que le des el biberón a tu bebé, es importante que no dejes que la opinión de otras personas afecte a cómo te sientes respecto a tu decisión o que te permitas sentirte culpable”. hacían ver que si una madre se siente culpable es porque decidió dejar de dar de mamar cuando tenía otra opción.  Se sitúa a las mujeres ante un dilema en el que la opción de no amamantar tiene lugar en un contexto cultural de condena a la práctica de alimentación con leche de fórmula. Al mismo tiempo, se espera de las mujeres que se responsabilicen individualmente de manejar cualquier reacción emocional suya a su decisión. Estos materiales mostraban la culpa como una emoción que una puede elegir “ignorar”, “no sentir”,  u “olvidarse de ella”, y que sentir culpa es el resultado de fallar a la hora de “ignorarla”,  o  manejar adecuadamente esta emoción, en lugar del resultado de un ambiente que fomenta esta experiencia.

Lo que este estudio pone de manifiesto es que el discurso sobre la lactancia materna no es una cuestión sanitaria, sino un constructo social en el que están intricadas cuestiones morales y de género.  Fumar es perjudicial para la salud, pero no pensamos de una persona que fume que es peor persona por hacerlo, sin embargo si se piensa de una madre que es peor madre por no darle el pecho a su bebé.

Dar el pecho es más sano, pero no es necesariamente mejor.  Cada madre decide que cuál es la mejor opción para ella, y debería hacerlo sin recibir juicios ni presiones por parte de su entorno, de la sociedad, del cuerpo sanitario, etc.

Dar el pecho no es una obligacion

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