Cómo mantener relaciones sexuales después de abusos sexuales

Suele haber más escritos dirigidos a ellas con consejos sobre cómo mantener relaciones sexuales después de abusos sexuales, pero hay menos dirigidos a ellos y su papel en la recuperación es importante.

Lo que debes saber si eres hombre a la hora de tener relaciones sexuales heterosexuales con una mujer después de que haya sufrido abusos sexuales:

Preconceptos básicos sobre el sexo entre 2 personas:
  • Deben ser completamente libres y consentidas. Sin presión o coacción de ningún tipo. El sexo debe ser algo lúdico, algo que hacemos por placer y para eso hace falta que las 2 partes quieran “jugar”, si una parte no quiere, mejor nos hacemos un “solitario”.
  • El objetivo es que las personas que participen (todas y cada una de ellas) disfruten y se lo pasen bien, por lo tanto no hay un placer subordinado a otro.
  • Sexualidad no es lo mismo que genitalidad. Cualquier parte del cuerpo puede ser sexual… Tenemos piel por todo el cuerpo y una manera de tocar, de echar el aliento, de chupar, puede estremecernos. Una actitud adecuada puede ser más erótica que el lugar que tocamos.
  •  La sexualidad entre 2 (o más personas) siempre es un acuerdo de mínimos. Es difícil que las personas que participan quieran mantener relaciones sexuales con la misma frecuencia, que les gusten las mismas prácticas, posiciones, etc… El punto intermedio en esto no sirve, solo igualar a la baja. Haremos junt@s solo lo que nos gusta y con lo que estamos a gusto l@s dos, aunque sean menos cosas que lo que le gustaría a otro. Pongo un ejemplo con la comida: Si a mí me gusta la paella, el gazpacho y el cocido y a ti te gusta solo la paella… Comeremos junt@s paella. El gazpacho y el cocido o me lo como sola o con otras personas o no lo como porque en ningún caso tiene sentido que tú comas algo que no te gusta ni te apetece comer y nos aseguramos que amb@s estemos satisfechos con la comida.

 

Bien, pues cuando ha habido una agresión sexual, todos estos preconceptos han volado por los aires:

  • Una persona ha sido tratada como un objeto y su dolor, su placer, lo que ella quería… han sido ignorados completamente.
  • Se ha accedido a los genitales (propios o ajenos) por medio de la violencia.
  • Probablemente lo ha hecho un hombre (o varios) usando su pene y sus manos (u otros objetos) como armas.
  • En consecuencia, distintos factores relacionados con la sexualidad se pueden ver afectados, tales como el deseo sexual, la confianza en situaciones de intimidad con otras personas…
  • Otras consecuencias habituales son: Que la persona afectada no exteriorice sus incomodidades en las relaciones sexuales por miedo a decepcionar a su pareja, que se tense cuando sienta un movimiento más brusco y las situaciones de pasión se parezcan demasiado a la situación de violencia que vivió, que viva el sexo como una obligación, dolor en la penetración, etc.
  • Estas consecuencias pueden estar presentes muchos años después de que se produjesen los abusos.

Teniendo en cuenta esto, si tu pareja ha sufrido abusos sexuales nuestra primera recomendación es que hables directamente con ella. Nadie mejor que ella te va a poder decir cuáles han sido las consecuencias para ella, qué necesita de ti, qué quiere y qué no y cuál es la mejor manera de tratarla.
Si aun así prefieres no hacerlo de momento o hacerlo no te sirve, a lo mejor estas líneas generales basadas en mi experiencia te pueden ayudar. A lo mejor, no, que conste, pero si no se ajustan del todo a tu caso te pueden dar ideas:

Lo que no debes hacer:

  1. Dar por hecho que tus buenas intenciones son suficientes para que ella se sienta cómoda y que tu amor debería borrar cualquier experiencia de su memoria.
  2. Ignorar lo que ella quiere. Si notas que se pone tensa, que está incómoda de alguna manera, no se mueve, contiene la respiración… Para. Habla con ella y coméntalo. Que vea que su malestar (aunque sea sutil) importa y que solo mantendréis relaciones si ella se siente preparada, a gusto y con ganas de que ocurra.
  3. Tener un comportamiento que recuerde a su agresor de alguna manera: si él susurraba, no es buena idea susurrar por ejemplo.
  4. Presionar de alguna manera, ya sea sujetándola firmemente, insistiendo, etc. A ti esa energía te puede parecer una expresión de deseo o de pasión que a ella le parecerá sexy pero lo más probable es que ella lo viva como una coacción y puede que en su cabeza se repita la agresión que sufrió.
  5. Confundir sexualidad con genitalidad: Despertar o alimentar el deseo ajeno no tiene nada que ver con la genitalidad. Explora otros territorios como cuello, costado, espalda… Descubrir qué “enciende” a tu pareja es un ejercicio de comunicación, de experimentación y de observación… y una aventura muy interesante, excitante y placentera en sí misma.
  6. Pasarte de energía: Pasión sexual y escenas de pelis porno se pueden parecen demasiado a la violencia que ella vivió. Mejor empieza con movimientos suaves y lentos. Si ella quiere aumentar el ritmo o movimientos más enérgicos te lo hará saber o te lo dirá.
  7. Centrarte en el coito: Solo el 30% de las mujeres alcanza un orgasmo solo con coito… El clítoris es muy importante en nuestros orgasmos y es muuuucho más grande que la puntita que se ve.
    8. Continuar adelante si notas su incomodidad. Si necesita tiempo para volver a situarse, dáselo, si ha cambiado de idea y ya no quiere seguir: para y respétalo.

Entonces… ¿Qué hago?

  • Pregúntale, habla con ella. Este punto es el más importante y el mejor.
  • Besos y caricias suaves por todo el cuerpo. Estimular con plumas, cosquillas…
  • Observar qué le enciende y qué no: Síntomas de que vas bien: El ritmo de la respiración se acelera pero se mantiene constante, moverá sus caderas con cierta cadencia, etc. Ante la duda: pregunta.
  • Deja que lleve ella la iniciativa: que ella elija cuándo aumentar el ritmo, si le apetece centrarse en los genitales o no y cuándo, etc.
  • Asegúrate con cada cosa que vais bien y que ella está cómoda (preguntándole y observando su cuerpo).
  • Desmárcate de su agresor todo lo que puedas, que tu comportamiento no le recuerde a él para no hacer la agresión presente.
  • Mírala a los ojos todo lo que puedas. Ayudará a que no se sienta un trozo de carne y tendrás más información para valorar si le está gustando o no lo que estáis haciendo.
  • Pídele que te diga cuando no se sienta a gusto con algo y que pare cuando quiera parar. Te parecerá que no hace falta decirlo pero su experiencia ha sido que decir no, no vale para nada, así que puede que le cueste hacerlo.
  • Si no ves deseo por su parte, no avances. Mejor quedarse corto y que ella se quede con ganas de más que con ganas de menos. Recuerda que su deseo sexual puede estar muy cohibido y si se asusta puede volver a esconderse en su madriguera.

Obviamente estas indicaciones requieren un contexto de confianza y de intimidad previa antes de llegar aquí.

Esperamos que estas líneas generales sirvan para mejorar la calidad de vida y de las relaciones de muchas mujeres, pero no tienen por qué valer para tu caso concreto o el de tu pareja. Quién mejor te puede decir lo que necesita es ella.
Si tienes alguna sugerencia que hacernos para mejorar la lista de consejos, estaré encantada de leerlos.

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