A veces nos ocurren cosas que desearíamos que no nos hubiesen ocurrido. Hablamos de esas cosas que desearías que hubiesen sido parte de un mal sueño y que al desperarte desaparecieran.
Pueden ser noticias que recibes, algo que has hecho, algo que te han hecho o simplemente cosas que pasan. Habitualmente producen un malestar intenso, no podemos dejar de darle vueltas, se nos pone un nudo en el estómago y no sabemos si salir corriendo o echarnos a llorar. Una sensación de ansiedad y tristeza nos invade. Algunas veces podemos hacer algo respecto a la situación, pero otras veces no.
En esta ocasión queremos hablaros de cuando crees que no puedes hacer nada al respecto; bien porque no depende de tí, bien porque es algo que ha ocurrido en el pasado y que no puedes cambiar en el presente, etc. Incluso en esas situaciones hay una cosa que puedes hacer: seguir caminando.
Sigue moviéndote, no te pares, no te quedes en ese malestar. Habla, grita, llora, enfádate, pero no pares tu vida. Mantente en movimiento hacia adelante, continúa con lo que estuvieses haciendo antes de que aquello cambiara las cosas. ¿Para qué? Para que te sigan pasando cosas. Para conseguir que te pasen otras cosas buenas que equilibren la balanza.
Si tienes fuerzas suficientes haz lo que tengas que hacer para que te ocurran cosas buenas. Tú puedes hacer que lo siguiente que te pase sea bueno. Si no las tienes, solo sigue andando. Seguir andando no elimina el dolor o la angustia que puedas sentir pero, si lo haces, te seguirán pasando cosas, algunas de ellas buenas. Y cuando te esté pasando algo bueno, lo malo habrá quedado atrás, un poco más lejos, y ya será parte de tu pasado y no de tu presente.